La Frase: "Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres". Pedro Casaldáliga

viernes, 15 de abril de 2011

Res pública, vaquero privado

    Ayer fue el cumpleaños de la Segunda República Española. Recibió numerosas felicitaciones, pero ningún billete de vuelta. Resulta comprensible: son ya 80 años; en su estado (o sea, España) no le conviene viajar. Es lo que tiene hacerse mayor: aumentan los cumplidos pero disminuyen los regalos.
    Por no dar, aquí no le damos ni el de un debate sobre el régimen político que preferimos. Resulta extraño en un país tan democrático, modélico y transiciónico como este, pero hace ya años que ese debate se zanjó como se zanjaron siempre los grandes debates en España: con un Golpe de Estado. Algunos salen mal y traen un gran mal: una guerra civil. Otros salen mal (¿o no?) y legitiman, al parecer, a quien, por su designación y juramento, carecía de toda legitimidad para liderar un proceso democrático. Pero el Movimiento se demuestra andando, y el Rey se quedó quieto el 23-F. Desde entonces, resulta poco menos que herético cuestionar la Jefatura del Estado.
    Algunos defensores de la Monarquía esgrimen argumentos divertidos: por ejemplo, que sale más barata que la República. Lo dudo. Yo creo que en realidad temen que, si lo decidimos nosotros, pueda salir elegido un bribón cualquiera o alguien humilde, sin fortuna.
    Ciertamente, corren malos tiempos para la cosa pública. Hoy se lleva lo privado, porque genera más beneficios (para unos pocos), menos gastos (para esos pocos) y da confianza a los mercados (lo que, curiosamente, nos favorece a todos). Igual pasaba en los años 30, y nuestra República tuvo que ser rescatada, pero no al modo en que se estila ahora, por organismos internacionales y entidades abstractas, entonces todo quedó en casa (o casi): un puñado de patriotas (españoles, alemanes e italianos) se encargó de salvarnos del abismo, y Dios estaba de su parte.
    Lo peor de todo es comprobar que aún hoy en día, 80 años después, todavía hay quien cree que la República fue la causante de la Guerra Civil, en lugar de ver esta como un medio -en realidad, el único posible- para acabar con aquella. Cuando se carece de argumentos se imponen las ideas (o la falta de ellas) por la fuerza. Si además eres incompetente, a la hora de pegar, fallas el golpe. 
    Cierto es que la República iba provocando: constitución democrática, derecho de voto a la mujer, educación pública, gratuita y laica, divorcio y matrimonio civil, reforma agraria, etcétera; eso sería como pedir ahora indemnización por despido improcedente, salarios dignos, horarios razonables, jubilación antes de los 70, vacaciones...
    Con este panorama, parece improbable una Tercera República, no vaya a ser que los mercados desconfíen.
     Al menos, ¡que haya salud!

2 comentarios:

  1. Cabría preguntarse qué tipo de democracia es ésta cuando unas personas, por el hecho de llevar unos apellidos, y heredar cierta cara de despiste, representan a todo un pueblo sin ser elegidos. Realidad de la realeza: La palabra “monarca” viene del griego mó·nos, que significa “único”, y ar·kjé, que significa “gobernación”. En consecuencia, la monarquía confiere autoridad suprema a una sola persona que sirve por derecho propio como jefe de Estado permanente. Es decir, todo muy democrático.

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  2. El ojo del cocodrilo una vez más se muestra muy acertado en sus argumentos.
    Lástima que hasta la posibilidad del debate se niega en este país, donde, por otra parte, la propaganda (evidente y velada, que de ambas hay) a favor de Juan Carlos I (y cada vez más de su heredero) es aplastante.
    En fín, al menos nos queda el consuelo de tener una monarquía campechana (eso sí, el rey te trata de tú mientras tu le respondes de magestad, que las distancias hay que marcarlas bien), nada escandalosa y austera(ni divorcios, ni fotos comprometedoras, ni amantes, ni favoritismo empresarial... ¿verdad que no?), y plenamente democrática. Bueno, salvando el pequeño detalle de la designación a dedo por el dictador, el intrascendental argumento de que su padre -otro gran demócrata- se postuló como voluntario en el bando golpista durante la guerra y tanteó incluso a los nazis para ver si le colocaban en el trono, y el hecho falaz -porque la Historia miente (a menos que la escriban los fachas) - de que la última vez que en este país se votó por una monarquía o un República, el pueblo dijo Democracia. Pero claro, de eso hace ya 80 años.

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