La Frase: "Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres". Pedro Casaldáliga

miércoles, 14 de agosto de 2013

La mano de Klose


El 26 de septiembre de 2012, en el minuto tres del partido que enfrentaba al Nápoles y la Lazio, el delantero Miroslav Klose marcó un gol con la mano que adelantaba al equipo visitante. Como ocurre a menudo en los partidos de fútbol, el árbitro no vio la infracción y dio el tanto por válido. Como ocurre no tan a menudo, Klose reconoció su falta al colegiado y, finalmente, este anuló la jugada. El equipo local acabó ganando ese partido por tres goles a cero.

La noticia fue reseñada por los periódicos con titulares de honradez y caballero, y por cierto que le valió a Klose premios a la deportividad y el juego limpio.  No era la primera vez: en 2005, y también con 0-0 en el marcador, consiguió que el árbitro anulara el penalti que acababa de señalar, y que el portero no le había hecho.

Sin embargo, es muy probable que usted acabe de enterarse de esto. Menos probable es que no haya visto ensalzar hasta la saciedad el gol de “la mano de dios”, o que jamás haya escuchado eso de que el fútbol es para listos. Periodistas y aficionados extasiados no se cansaron de elogiar la viveza de Raúl o la pillería de Messi cuando marcaron un gol con la mano y, a continuación, lo celebraron como si tal cosa.


El fútbol es una metáfora de la vida, y en ocasiones tenemos la vida que nos merecemos. Los modelos de nuestra sociedad son el empresario y el banquero que más ganan, no los que hacen bien las cosas. Estos también existen, pero es probable que tampoco haya oído hablar de ellos: no los consideramos triunfadores.

Cuando reconoció que había marcado su gol con la mano y el árbitro lo anuló, una nube de jugadores se apresuró a felicitar a Klose: todos eran del equipo contrario. La nube de los jugadores de su equipo, que una verdad antes lo envolvía en abrazos, se había evaporado. Así en el fútbol como en la vida, tendemos a dejar solo, aislado, a aquel que actúa demasiado correctamente.

Es seguro que Klose pasará a la Historia del deporte: a día de hoy, es el segundo máximo goleador de los Mundiales, con 14 tantos  en su haber (a uno  del brasileño Ronaldo) y posibilidades de convertirse en el primero. No lo hará, sin embargo, por algo mucho más importante, a menudo olvidado hoy en día, cegados como estamos –así en la vida como en el fútbol- por el falso baremo de la victoria y la derrota: saber a qué estamos jugando.