La Frase: "Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres". Pedro Casaldáliga

miércoles, 24 de agosto de 2011

Liberalismo constitucional (Ahora quieren ser legales)

La desvergüenza de nuestros líderes políticos no tiene límites. Tantos años vendiéndonos la moto de que la Constitución no se podía cambiar a la ligera, de que eso requería tiempo, plazos, reflexión, consenso. Oiga, pues ahora resulta que no, que cuando se trata de recortar derechos a los de siempre y hacerle caso a papá mercado, en un mes está todo listo. Y no me pierdan el tiempo en referéndums, no vaya a ser que la gente (esos ignorantes que no saben lo que les conviene) digan que no y nos jodan el negocio.

Ya lo dice el adagio: cuando el PP y el PSOE se ponen de acuerdo en algo, échate a temblar. No se tratará de hacer una ley de educación coherente y duradera; no pretenderán subirnos las pensiones o fortalecer el sistema de sanidad pública; no perseguirán acabar con el terrorismo. Eso son minucias. Ahora bien, si lo que hay es que reducir el déficit público y ser los primeros de la clase (neoliberal), el patriotismo se impone a las ideologías. Ah, no, que no hace falta, que la ideología de ambos partidos es la misma: estupendo entonces. La cosa no sería tan grave si no supiéramos que la única manera que ambos entienden de reducir el déficit es reducir los derechos de la base de la pirámide, jamás de la cúspide, no vaya a ser que el faraón se enfade.


No cuesta imaginar el acuerdo. Zapatero, con su mejor sonrisa el-poder-no-me-va-a-cambiar, agasajaría a Rajoy con algunos aperitivos: reducción del IVA para artículos de primerísima necesidad como viviendas nuevas, ampliación de la edad para el contrato de formación, posibilidad de encadenar infinitamente (incluso post mórtem) contratos temporales. Y luego, el plato fuerte:

Zapatero.- Te acuerdas de aquella vez que mencionaste lo de incluir en la constitución el límite del gasto público.
Rajoy.- La verdad es que no. [Llamada de móvil]. Es decir, síhhh, síhhh, síhhh. Y lo mantengo.
Zapatero.- Pues bien, creo que tenías toda la razón.
Rajoy.- Qué me dices.
[Sus miradas se entrecuzan, y una chispa salta cuando comprenden que, aunque sin darse cuenta, siempre han estado en la misma onda]
Zapatero.- Supongo que en otro tiempo, en otras circunstancias, entre tú y yo quizás…
Rajoy.- Calla, no digas nada. Tan solo abrázame.
Zapatero.- ¡Mariano!
Rajoy.- ¡José Luis!
Zapatero.- ¡A mis brazos!
Rajoy.- ¡Por España!
Zapatero.- ¡Por los mercados!

Lo más sangrante de todo, sin embargo, es la pretendida ausencia, no sólo de referéndum (indignante), sino de cualquier tipo de debate público. Llevan años llenándose la boca (y nuestros oídos) con la Constitución votada por el pueblo, el amplio consenso, el marco de nuestras libertades, etcétera. Los medios de comunicación, tan obedientes, echan una mano con Gadafi en primer plano (donde va a parar, eso es lo que realmente interesa a los españoles), y acá Mourinho, y acullá Guardiola.

José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente que era tan de izquierdas que acabó apareciendo por el otro lado, como el comecocos, no contento con su nefasta política neoliberal (nefasta para el pueblo, se entiende) del último año y medio, pretende institucionalizarla. Es decir, que muerto el perro, no se acabará la rabia, antes bien, el nuevo cachorro, que llegará con ímpetus renovados, siempre podrá decir, cuando le regañemos: lo pone la Constitución; o exclamar, cual Bart Simpson: ¡Estaba así cuando llegué!

EPÍLOGO

El detective Marlowe descolgó el teléfono y dijo ¿diga?
Voz misteriosa.- Tengo un trabajo para usted, pero le advierto, no será fácil.
Marlowe.- Deje que eso lo decida yo, muñeca.
Voz misteriosa.- Soy un hombre, pero de acuerdo. Necesito que… Es preciso… Me gustaría que investigara si queda alguien de izquierdas en el PSOE.
[El detective Marlowe sintió un vahído, y no era hombre que se impresionara fácilmente. Dio una larga, lentísima calada al cigarrillo].
Marlowe.- Serán cien mil dólares. Más gastos.

Fuente: ITE. Ilustrador: Loren.

martes, 23 de agosto de 2011

Ice cream 2001

Versión, adaptada "para todos los públicos", de un poema de juventud.
POESÍA

Tu boca sabe mejor
que un helao de chocolate.
Tu boca es un disparate.

De placer y de pasión
tu boca es un diapasón
que me afina / aunque me mate.

No hay sabor que se le iguale
no hay dinero / tanto vale
que no hay oro en todo el mundo
para pagar un segundo
en su valle más profundo.

Tu boca es una amenaza
locura de los sentidos
que me arrastra y que me caza
cuando todo está perdido.

Es calma cuando hay tormenta
es tormenta cuando hay calma.
Tu boca me llega al alma
aunque luego me arrepienta.

Tu boca es una delicia
fuego ardiente / amor conjuro.
Tu boca en estado puro
desbarata la malicia.

Tu boca sabe mejor
que un helao de chocolate.
Tu boca es mi diapasón:
que me afine / aunque me mate.

Fuente: ITE


jueves, 18 de agosto de 2011

La objetividad de la prensa deportiva: Mourinho, Preciado, canallas y sacaojos

         En el fondo, tiene gracia.
La pasada temporada, el entrenador del Sporting, Manuel Preciado, llamó canalla a Mourinho en una rueda de prensa por acusarle de amañar partidos y, en definitiva, adulterar la competición. ¡El acabose! A los medios deportivos llamados generalistas (vale decir, madridistas), y a muchos de los gurús del periodismo deportivo español (esos forofos) les faltó poco para pedir la reapertura de los juicios de Nuremberg y la cabeza de Preciado en una bandeja de plata. Le acusaban de incitar a la violencia, de peligroso agitador, de conspirador antimadridista, en suma.
Ayer, durante la tangana que se produjo casi al final del encuentro de vuelta de la Supercopa en el Camp Nou, Mourinho (recordémoslo, un hombre de ¡48 años!) fue en busca de Tito Vilanova, segundo entrenador del Barcelona (la verdad es que para no conocerle se dirigió a él como una flecha) y ¡le metió un dedo en un ojo! (atención, no es una metáfora). Para agravar las cosas, en la posterior rueda de prensa, además de no disculparse, fingió, en tono chulesco y despectivo, desconocer el nombre de la víctima.
El diario Marca, implacable, rompe su idilio con Mou al disparar a quemarropa y opinar que, en dicha acción, “no estuvo acertado” (no aclara si no lo estuvo porque no llegó a sacar el ojo de Tito Vilanova) . El diario As, fiel a su ecuanimidad salomónica, títula: “Mourinho metió un dedo en un ojo a Vilanova y este le devolvió un tortazo”, como queriendo equiparar la acción a la reacción (Ay, Tito, ahora que anda el Papa por aquí, tenías que haber puesto el otro ojo; o devolverle un tartazo, que hubiese sido mucho más simpático y fotogénico).
Se echan de menos editoriales y columnas contundentes condenando la patética actuación del mejor exponente, hoy por hoy, de la actual filosofía del club blanco. Tímidas reprimendas: Alfredo Relaño habla de “horrible actitud”, Tomás Roncero, consternado, comenta que “esa acción es impropia de un entrenador del Real Madrid”. ¿Y en el diario Marca? Silencio. Bueno, no, el intrépido Roberto Palomar condena el “pellizco (sic) a Tito Vilanova”.
A Manuel Pellegrini, por mucho menos (perder una eliminatoria de copa con el Alcorcón), le declararon la guerra y no pararon hasta echarle. A Fabio Capello, por desavenencias con sus ideas futbolísticas, el diario AS le dedicó una cariñosa portada, con foto, titulada “Hay que poner a Capello en la frontera”. Algo no va bien cuando un resultado o un estilo de juego se condenan más furibundamente que un acto violento, ruin y miserable, más propio de un niño caprichoso que de un profesional de élite.
¿Dónde está esa caterva de defensores del fair play y adalides de la elegancia y la paz mundial? ¿Dónde están esos que casi querían meter a Preciado en la cárcel por llamar canalla a Mourinho? Es evidente (Campoamor dixit) que todo es según del color del cristal con que se mira, y el color blanco, quién lo duda, ciega un poco.
         El tiempo pone a cada uno en su sitio, y resulta que el Diccionarario de la RAE define canalla como “gente baja, ruin. Persona despreciable y de malos procederes”. Juzguen ustedes mismos.


lunes, 15 de agosto de 2011

Carta con respuesta (sobre los empleados públicos en España)

Ayer leí el suplemento dominical anteriormente conocido como El Semanal (me niego a escribir su ridículo nombre actual, sin duda una declaración de intenciones contra la anorexia). Como hacía mucho tiempo que no lo hacía, hasta leí la sección de cartas de los lectores y (oh dioses) el bloc del cartero. Está firmado por Lorenzo Silva, reconocido escritor y, a lo que parece, paladín de lo políticamente correcto (o sea, el neoliberalismo) y opinador de discurso fácil: ponerse de cara a los vientos que soplen en cada momento.

Como otras veces, no me gustó lo que leí (en particular ciertas frases), pero esta vez hice lo que nunca: escribí una respuesta. Como es probable que esta no se publique nunca en la mentada revista, he desechado mi inicial idea de escribir un post con su contenido, y opto ahora por aprovechar las ventajas de internet: publicaré textualmente mi propia carta (¡mola!). Como la tecnología no está reñida con la elegancia, publicaré también, íntegramente (sin editar, ni cortar, por razones de espacio, como me informan amablemente en el suplemento que pueden hacer con mi escrito) el artículo de Lorenzo Silva (la negrita es mía).

El bloc del cartero por Lorenzo Silva
(XLSemanal nº 1242, del 14 al 20 de agosto de 2011)

Prepotentes? El FMI aconseja al Gobierno español que reduzca el gasto en funcionarios. El presidente de los empresarios dice que al empleado público español le sobra prepotencia y sentimiento de propiedad de su puesto de trabajo, que no es suyo, sino de los ciudadanos que le pagan el sueldo. Los lectores comentan estas declaraciones, como poco intrépidas, y añaden elementos al debate, como algunas experiencias personales de esas que alientan poco a creer en la abnegación del servidor público. El debate siempre ha estado ahí (y aquí hemos dado cuenta más de una vez), pero, en un país con tantos parados y tantos empleados públicos, el choque de trenes está servido. ¿Es la solución ajustar las tuercas a los que sentaron plaza en la Administración para socorrer a los que ahora la sientan en la calle? Se antoja atajo fácil. Pero un reenfoque, que atienda a la aritmética inexorable de que los impuestos de unos han de pagar los salarios de los otros, parece inevitable. 

Respuesta de El ojo del cocodrilo
(del 14 de agosto de 2011 en adelante)

Lo queremos todo

Estimado señor cartero: me hace gracia, a la par que me sorprende, su gratuita afirmación, referida a España, de “en un país con tantos parados y tantos empleados públicos”. ¿Tantos empleados públicos, con respecto a quién? Conviene recordar que el promedio en la UE-15 es del 16% (16 de cada cien personas adultas trabajan en el sector público), mientras que en España no supera el 9%. ¿Demasiados? Por otra parte, no es lo mismo trabajar en el sector público que ser funcionario; a menudo se asimila lo primero con lo segundo, y solo estos tienen la plaza en propiedad. Según el último boletín estadístico de personal al servicio de las Administraciones Públicas hay en España un total de 2.680.219 empleados públicos; de ellos, un 1.600.000 son funcionarios (sobre un total de 23 millones de personas activas). En ambos casos, ¿de verdad son tantos? ¿Habrá que incidir, una vez más, en que funcionarios no son sólo los que nos atienden en una ventanilla del Ministerio o en una mesa de la Consejería? ¿De verdad queremos que haya menos policías, menos profesores, menos jueces, menos médicos, etcétera, o que estén peor pagados? Claro que sí, y a continuación nos quejaremos de que no hay seguridad en las calles, de que la educación es lamentable, de que la justicia es lenta y de que los médicos nos despachan en cinco minutos. Lo más triste del caso es que, en muchos casos, quienes más se quejan de esto último más piden que se recorte el sector público. Así nos va. 

PS que no me resisto a añadir ahora: Tiene también mucha gracia la última frase, esa de que los impuestos de unos han de pagar los salarios de otros. Tal parece que los funcionarios no pagan impuestos, sólo los parados, y que lo único que se paga con los impuestos en este país es el sueldo de los funcionarios. ¡Aritmética de altos vuelos, sí señor (cartero)!

*****

Nota del 4 de septiembre de 2011.
En el suplemento dominical anteriormente conocido como El Semanal de hoy, Lorenzo Silva, fiel a su amable comentario en este mismo blog, ha publicado la carta y la posdata. Eso sí, con algunos recortes; en estos tiempos de crisis, era de esperar. Más extraño es que un "tal parece que" se transforme en "con tal afirmación, parece que". He aquí el texto publicado en la revista:

Lo queremos todo
Me hace gracia, a la par que me sorprende, la gratuita afirmación del cartero (en XLSemanal del pasado 14 de agosto), referida a España: «Un país con tantos parados y tantos empleados públicos». ¿Tantos empleados públicos, con respecto a quién? Conviene recordar que el promedio en la UE-15 es del 16 por ciento, mientras que en España no supera el 9. ¿Demasiados? Por otra parte, no es lo mismo trabajar en el sector público que ser funcionario; solo estos tienen la plaza en propiedad. Según el último boletín estadístico, en España hay un total de 2.680.219 empleados públicos; de ellos, un 1.600.000 son funcionarios (sobre un total de 23 millones de personas activas). ¿De verdad son tantos? ¿De verdad queremos que haya menos policías, menos profesores, menos jueces, menos médicos, etcétera, o que estén peor pagados? Claro que sí, y a continuación nos quejaremos de que no hay seguridad en las calles, de que la educación es lamentable, de que la justicia es lenta y de que los médicos nos despachan en cinco minutos. Posdata: Tiene también mucha gracia la última frase, esa de que los impuestos de unos han de pagar los salarios de otros. Con tal afirmación, parece que los funcionarios no pagan impuestos, solo los parados, y que lo único que se paga con los impuestos en este país es el sueldo de los funcionarios. 

En justa correspondencia (¿hay algo más apropiado para tener con un cartero?), me parece oportuno publicar aquí, íntegra y textualmente, la opinión del cartero en su bloc del mismo número.

El bloc del cartero por Lorenzo Silva
(XLSemanal nº 1245, del 4 al 10 de septiembre de 2011)

Aritméticas
Sigue el debate entre los lectores sobre el sector público español. Insisten unos en reclamar mayor eficiencia en el gasto funcionarial. Afean otros lo que juzgan una afirmación gratuita, a saber, que abunden los empleados públicos: apenas 2,7 millones, en números redondos, según el último boletín ministerial, 9 de cada 100 adultos. ¿Una cifra modesta? Según la última EPA, indicador más completo, la cifra de empleados públicos es de 3,2 millones. Para ponderarla, añádase que representan el 13,8 por ciento de la población activa (que en España es solo el 60 por ciento de los adultos, frente al 80 de Alemania) y el 17,5 por ciento de la población ocupada. Y aunque los empleados públicos también paguen impuestos, el hecho es que sus ingresos (netos) los sufragan los 15 millones empleados hoy en el sector privado. ¿Una carga demasiado onerosa? Para dilucidarlo, no hay que olvidar que su labor beneficia a todos. De equilibrar ambas cosas se trata.


miércoles, 3 de agosto de 2011

La gran comedia

Que sí, que es todo una comedia. Pero mala, con un guión plano y repetitivo, y sin apenas atrezo (¡fuera caretas!), que hay que ahorrar por si las crisis. Alto y clarito: a cara descubierta. Pero una comedia inversa, loca, en la que los comediantes no buscan la carcajada del público, sino que son ellos los que se ríen del respetable (al que cada vez respetan menos).

María Dolores de Cospedal, esa infatigable trabajadora (Secretaria General del Partido Popular, Presidenta de Castilla-La Mancha, Senadora; cada uno de los cargos, por supuesto, a dedicación plena), después de batir el récord Guiness de repetir la palabra austeridad en una semana -la subsiguiente a ganar las elecciones autonómicas-, llega al poder y sube el sueldo una media de 4.000 euros a seis Jefes de Gabinete de la Junta de Castilla-La Mancha.

José Ramón Bauzá, flamante Presidente de las Islas Baleares y, a lo que parece, fino humorista, asegura el 26 de julio, cámara en frente (cito textualmente para que tenga más gracia), que “las Comunidades Autónomas tienen que ajustarse el cinturón como las empresas y las familias, y vivir como toca y no como nuevos ricos, por encima de sus posibilidades”. Se trata de un chiste en dos tiempos (esto es comedia de altos vuelos), porque previamente, en el Boletín Oficial de las Islas Baleares del 23 de junio, se publicaba una subida del sueldo de entre 4.000 y 6.000 euros a cinco miembros del Gabinete de la Presidencia. Ya sé que soy un malpensado, y bien pudiera concedérsele que, al ser nuevo a los mandos, tarde un mes en colocarse el cinturón.

Fuente: ITE Ilustración: Blanca Helga de Miguel Rubio

Alfredo Pérez Rubalcaba, mago con chistera y templanza, y médico de laboratorio en sus ratos libres, asegura que tiene las recetas para acabar con la crisis.  También va a ser mala suerte; con lo inteligente, válido (tilde a discreción) y brillante que es este hombre, ya podía haberse dedicado a trabajar en ello un poquito antes. Eso sí, dicen que corre los cien metros que se las pela, pero después de haber corrido la maratón, no sé yo si no será mucho tute; igual llega un poco agotado a la meta, y hasta uno que solo sabe ir en marcha, o a la pata coja, ya está allí cuando llegue, mire usted.

Esperamos que esas recetas para acabar con la crisis no las tenga que recoger Alfredo en Cataluña. Allí, para paliar el descontento de las masas ante la supresión del impuesto de sucesiones (que solo pagaban las grandes fortunas), el recién elegido Govern se ha visto obligado a recortar entre el 10% y el 20% del gasto sanitario, llegando incluso a cerrarse numerosos servicios de urgencias. No será tan urgente la salud del populacho como entrar en el Parlamento, esa casa sagrada de la democracia y la decencia, para lo que no faltan helicópteros.

El presidente de EEUU, Barack Obama, supuestamente uno de los hombres más poderosos del mundo, que se cansó de prometer en su campaña que iba a cerrar la prisión de Guantánamo (esa imborrable mancha de violación de derechos e izquierdos humanos), ha sido incapaz, en dos años y medio, de lograr su original propósito. El hecho resulta aún más desalentador si recordamos que hasta José Luis Rodríguez Zapatero, claramente uno de los hombre menos poderosos del mundo y, casi me atrevería a decir, de España, fue capaz de cumplir su promesa electoral (y en un tiempo récord) de retirar las tropas españolas de Irak.

            Así podríamos seguir ad infinitum, y es claro que estos párrafos pueden perfectamente cambiarse por otros treinta o cuarenta de semejante corte (cada semana), pero ya basta de risas por hoy, no vaya a ser que se nos mueran en plena representación.

            Una comedia, sí, pero como la mayoría de las de hoy en día en el cine, sin pizca de gracia. (Al menos, claro está, para el público).