La Frase: "Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres". Pedro Casaldáliga

domingo, 15 de mayo de 2011

Crisis total: THOR, de Kenneth Branagh

CRÍTICA

Aunque sea la parte que más nos preocupa, la crisis actual no es sólo económica. Afecta a muchos otros campos, por ejemplo: al cine (me refiero a la creatividad, al talento). Alguien me dirá, muy acertadamente, que el cine lleva años (incluso décadas) en crisis. Cierto. Pero incluso en los momentos más bajos siempre hay alguna llama de esperanza, algún francotirador aislado que parecía haber recibido su arte de los maestros de antaño, algún artista que no se plegaba a los dictados absurdos de la comercialidad, o algún innovador que no nos tomaba por imbéciles. Me temo que hoy, después de haber visto Thor, una de esas llamas se ha apagado para mí: la de Kenneth Branagh.
El actor y director que rodó Enrique V, Mucho ruido y pocas nueces o Frankenstein de Mary Shelley; el hombre que luchó y consiguió financiación para rodar la versión íntegra de Hamlet (¡cuatro horas!); el cineasta intimista y divertido que nos deleitó En lo más crudo del crudo invierno; el melómano que convirtió una obra de Shakespeare en un musical con canciones de Cole Porter y Gershwin; el valiente que se atrevió (¡en el año 2006!) a llevar a la pantalla La flauta mágica de Mozart; ha rodado ahora Thor, la película sobre el homónimo superhéroe de la casa Marvel. Cuesta leer la frase anterior, pero la cosa quizá se atempere si mencionamos que su anterior película fue La huella, un remake más que prescindible de una de las mejores películas de la historia.
El hecho es que nos encontramos, de un lado, con un reputado autor cinematográfico (si tal cosa existe); de otro, con una película comercial que pertenece a una franquicia que desarrolla una saga donde todo está tan medido que deja poco lugar a la creatividad. El resultado es una película -aunque entretenidilla- tan previsible como las anteriores de los superhéroes de Marvel, con los mismos defectos: ausencia de lógica interna (aún tratándose de una historia de fantasía, que tenga sentido nunca viene mal), guión sin la más mínima estructura ni relaciones causa-efecto (las cosas ocurren porque sí), simplificación de la trama y los diálogos hasta niveles prenatales o de mascota (sí, su periquito podría entender Thor). Sólo durante la primera media hora de la película hay tal cantidad de efectos especiales que lamenté no tener a mano el mando de la Playstation: creo que habría podido cargarme a bastantes enemigos con una combinación acertada de cuadrado y triángulo.
¿Y la mano de Kenneth Branagh? No se ve por ningún lado, diluida entre tanta parafernalia, por más que muchos se empeñen en afirmar (él mismo) las reminiciscencias shakesperianas de algunos de los personajes; ciertamente podría haber sido así, pero tal como está rodado, esas reminiscencias son las mismas que una gominola puede evocar sobre una sopa de marisco. Para tanto movimiento de cámara en las batallas y tanto ordenador cada dos por tres no hacía falta Branagh; el mismo resultado hubiera logrado casi cualquier director del mundo (o un empleado medio de Microsoft).
Para colmo de males, Patrick Doyle, una de los mejores compositores de cine de los últimos tiempos (y, me atrevo a decir, de todos), dueño de un estilo único y musicalmente riquísimo, se apunta a la venta de su compi Kenneth (ha compuesto la música de todas sus películas excepto una), y nos sorprende, desagradablemente, con una banda sonora aburrida, repetitiva y compuesta al más puro estilo Remote Control Productions, o sea, Hans Zimmer & compañía, renunciado a cualquier atisbo de originalidad.
No entro en las razones de la venta a la comercialidad más vacía de un artista hasta ahora situado en el otro extremo del mapa; sean cuales sean, las respeto (está claro que hay que vivir, y vivir bien si es posible). Sólo espero (oh dioses), que con la pasta que saque de esta superproducción, haga dos o tres películas de las suyas, de las de antes. ¡Vuelve, Ken!

2 comentarios:

  1. No te lo tomes tan a pecho, Carlos, hay vida después de Kenneth y pese a que siempre lo digo (el cine está muerto), por suerte aún siguen saliendo y apareciendo casos raros, cine en su estado puro, con una buena historia, un buen trabajo de actores, una maravillosa banda sonora... Incluso entre la mierda, siempre surgen las flores. ¡Y quién sabe, a lo mejor con la pasta que saque...! Campanella es lo que hace y su cine merece la pena, vaya que si la merece.

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  2. Hombre, yo creo que este hombre ya se había ido hace mucho tiempo. si la peli es entretenidilla, com dices, ya es más que suficiente para los tiempos que corren.

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