Poesía
Tan
libre de prejuicios por doquiera
apareciste,
como amor, tan puro,
que para
rechazarte no hay conjuro
ya de
Chinas o Italias que valiera.
Entregándome
a ti más bien quisiera
sentir
tu azote y tu veneno duro;
mas frío,
asintomático, seguro
no puedo
estar de que tu ardor me hiera.
¿Será
preciso contener en casa
la furia
que me corre por las venas
Yo ya no
sé decir lo que me pasa,
mas a
fuer de prudencia y cuarentenas,
trátame,
si has de hacerlo, como a un niño.
Genial Carlos!!!
ResponderEliminarEste virus obra milagros en forma de sonetos, al menos algo bueno tiene.
ResponderEliminarUn aplauso dende la cuadra. Superior. Dan ganes de un recital en directo del Cocodrilo. Genial.
ResponderEliminar