La Frase: "Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres". Pedro Casaldáliga

viernes, 10 de febrero de 2012

¡Vivan las cadenas!: los guiñoles franceses y los españoles

OPINIÓN

Andan muchos españoles de pura sangre (no va con segundas) encendidos porque los guiñoles de la televisión francesa, amén de poca gracia, hacen escarnio de nuestros deportistas patrios. Más preocupante parece, sin embargo, que nuestro patrio sistema judicial, que acaba de inhabilitar a Baltasar Garzón por prevaricación, parezca cosa de guiñoles.

Mientras nos cuelan una reforma laboral que hará retroceder décadas nuestros derechos y cuyos propios autores (inaudito) aseguran que no va a generar empleo, y mientras queda definitivamente claro que en este país la justicia es para quien se la pague y para quien no intente desatar lo atado y bien atado, nosotros, bien enseñados, como los toritos, embestimos al trapo tricolor de toda La France, que viviremos en un país de pandereta, oiga, pero es nuestra pandereta y a deportes no nos gana ni Dios.

Entiéndaseme bien: los videos de los guiñoles franceses acusando a los deportistas españoles de dopaje me parecen patéticos, lamentables, carentes de gracia y altamente burdos (es decir, como gran parte del humor que se hace en España). Casi tan lamentables y patéticos como los denodados esfuerzos de los salvadores de la patria por asimilar a los guionistas de los guiñoles con “todos los franceses”. El ardor en la respuesta del pueblo contra el fiero invasor me hace pensar que, casi doscientos años después de aquel ¡Vivan las cadenas! para recibir a Fernando VII, los españoles no hemos cambiado tanto (nuestros gobernantes, por desgracia, tampoco).

Fuente: http://www.elpais.com/
Culpar a todos los franceses de lo que digan los guiñoles es como culpar a todos los españoles por lo que se diga en Sálvame. No me imagino justificándome ante holandeses, suecos y húngaros por las barbaridades dichas en La Noria o en Intereconomía. O, sin ir tan lejos, por la alta calidad de nuestro pseudoperiodismo deportivo; recordemos la muy respetuosa portada del Marca antes del enfrentamiento España-Francia del Mundial 2006: “Vamos a jubilar a Zidane”; o la no menos elegante –y muy argumentada- del diario AS refiriéndose al entrenador italiano: “Hay que poner a Capello en la frontera”. Claros ejemplos del profesional actuar del periodismo deportivo español y supongo, por ende, de todos los españoles. Por no hablar de La Gaceta.

Hay en el fondo de toda esta creada polémica un toque de nuevo rico, de recién llegado. Tras largos años sin éxitos deportivos, España se ha visto en la cúspide y se ha sentido desubicada. Y desconfía de todo. No hay más que ver el giro que han pegado las narraciones deportivas –en tele y en radio- allá donde compite un español. Hace no tantos años, aún era posible escuchar el reconocimiento de la superioridad de un rival sobre un deportista español o un equipo; hoy resulta imposible (casi bajo amenaza de despido): los narradores se han convertido en forofos y se ven obligados a aludir a la mala suerte, los árbitros, el ciclo astral, etcétera. Los que aprecien el espectáculo del deporte por encima de dudosas razones patrias (cómo olvidar el misterioso caso de Johann-Juanito-Johann Mühlegg) mejor harán en quitar el sonido. El ejemplo paradigmático quizá sea el de la Fórmula-1: en España no emiten la carrera, emiten la carrera de Fernando Alonso, lo cual es bastante curioso, sobre todo no tratándose del ganador y no siendo el único español.

Y dentro de ese desconfiar hacia todo entran… ¡los guiñoles! Los guiñoles no tendrán gracia, pero que hasta el Gobierno español se haya pronunciado por unos chistes malos de unos muñecajos no tiene precio. Y no quiero ni pensar lo que hubiese sido esto con Zapatero. Ya me imagino los titulares: “ZP incapaz de defender al deporte Español ante los guiñoles franceses”; “Los guiñoles franceses le dicen a ZP: por qué no te callas”. Por otro lado, toda persona de bien sabe que no hay mejor representante de los ciudadanos de un país y de sus opiniones que sus guiñoles. De toda la vida.  

A los ciudadanos de un país que hizo con los Borbones y con la Iglesia lo que nosotros ni nos atrevemos a soñar (ponerlos en su sitio, es decir, fuera del Estado), por principio, yo los respeto. Aunque sus guionistas de los guiñoles no tengan ni la quinta parte de gracia que los nuestros, cierto es: cómo olvidar a ese Paco Cascos caracterizado como el psicópata Hannibal Lecter. Sorprende que ni Cascos ni Thomas Harris –autor de El silencio de los corderos­- denunciaran a los guiñoles; será porque no son españoles…


8 comentarios:

  1. Don Carlos, muy extenso es tu comentario, paezme a mi. Puedo estar de acuerdo contigo en muchos aspectos, pero hay una cosa enla que difiero totalmente. Y es en el tema de Fernando VII - por cierto lamentable soberano - dices que de su tiempo, los españoles no cambiamos mucho. Error¡¡ cambiamos mucho, y sobre todo en una cosa importantisima. Tenemos propiedades¡¡¡¡ la mayoria tenemos pisos, y alguna otra propiedad. Luego pienso, que es por lo que en este pais, no se mueve nadie. Si esto pasase en aquellos tiempos, revolucion asegurada. El capital, hizo su trabajo, costó muchos años, pero al final "casi" siempre logra sus "proyectos".

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    1. Claro, claro, claro... y nel XIX nun teniamos propiedaes, qué va! Tien que ser que nun yes asturianu nenu...

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  2. Bueno, vale, ok... bravo, aplausos, anónimo bobo desconocedor de la Historia que quier dar clases a historiadores, con perdon es mi opinión, les agües clares, los gabachos espesos... Contador degustó carne con clembuterol o non?

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  3. Sera que es un español ilustrado como Jovellanos? Defenestrado por los poderes facticos del momento...Partidos políticos gobernantes y opositores, prensa, acólitos de estos, sindicatos, patronales etc, etc, etc.
    Está claro que seguimos sin tener sentido del humor...a mi, me hizo reír un montón los guiñoles franceses,ademas...,es un reconocimiento tacito a nuestra medicina deportiva, que antes(cuando Fernando VII y Napoleon) ellos tenían mas desarrollada, por lo visto...Ya no.

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    1. Yo también admiro las novelas de Thomas Harris, pero me gana usted en entusiasmo y en conocimiento de su vida y obra. ¡Bravo!

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    2. Si? usted cree, especialmente recordando... El silencio de los corderos...O el silencio de los inocentes si eres suramericano, derivada de el dragón rojo...Un crak indagando en las mentes criminales.
      Un saludo.

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  4. Rufo borrico d´Antón16 de febrero de 2012, 12:08

    Vaya los franceses quedan de envidiosos, y los españoles quedamos de infantiles... Chincha rabincha.
    Necesitamos madurar en este país de chabacanos y serviles que no piensen ni quiten hierro a un sentido del humor fino. Lo que si me hace gracia es la secció dedicada en telediarios, perdón panfletarios, de que buenos somos los españoles en deportes y la envidia que damos... Despertad bobos, y empecemos a usar esa cosa gris que tenemos dentro de la cabeza, un poquito de razón en este país, se piensa que lo de las luces es solo para pasarte la factura de la electricidad.

    Mi rebuzno más atroz a semejantes majaderías, despiértense que el chiste nos lo hacen los políticos cada día, y dejemos el deporte a esas mentes tan impresionantes ( lo del himno de la República en aquel partido de tenis, nuestros jugadores no sabían cual era jajajajajaj me hizo mucha gracia, ahí tienen la cultura del deporte de élite.Hay deportistas muy buenos y deportes que no salen en la tele y esos no cobren o cobren una miseria y se dejen la piel, de esos no se habla, no llenen cuota de pantalla)

    Nos vemos nel prau IOOOOOOOOOOOOO¡

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