El Consejo de Administración de RTVE, sin duda muy mal aconsejado (y peor administrado), votó el pasado 21 de septiembre a favor de que sus miembros puedieran controlar los contenidos y la edición de los telediarios antes de su emisión. De los once consejeros, cinco votaron a favor de la medida (los cuatro propuestos por el PP, una de ellos, la impulsora de la medida, y el propuesto por CIU); cuatro ¡se abstuvieron! (los propuestos por el PSOE -dos-, por ERC y por CCOO); y solo dos (¡oh dignidad, tu nombre es escasez!), los propuestos por IU y UGT, votaron en contra de la medida.
Inmediatamente, en menos de lo que se corta el abucheo a un himno, el Consejo de Informativos alertó sobre “esta descabellada propuesta que abre la puerta a una censura previa o a un control político de los contenidos informativos de la televisión pública”. Aparte de la simpática alusión a la apertura de una puerta donde ya hay un pórtico abierto (los contenidos de los informativos de TVE son los que convienen a PSOE y PP, o sea, a los mercados), hay un aire de duda hacia la imparcialidad de los miembros del Consejo. Estos, por su parte, se defienden: simplemente, quieren estar tan bien informados que pretenden ver los informativos antes de que se emitan. ¿Hay algo censurable en ello? Sin duda, cuatro ojos ven más que dos, y seguro que los consejeros pueden corregir los múltiples errores cometidos por los equipos de profesionales de TVE: por ejemplo, que nosotros nos hayamos enterados de esta votación.
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Fuente: ITE |
Y ahora viene lo realmente gracioso. Ante el revuelo montado y el escándalo, los portavoces de los principales partidos políticos (sí, esos mismos que designaron los consejeros que presentaron la propuesta, votaron a favor o –más absurdo aún- se abstuvieron), erigidos en paladines de la libertad de prensa, se desmarcaron enseguida de la medida, mostrando su total disconformidad. Esteban González Pons, portacoz del PP, que está a la última, anunciaba a través de Twitter: “No la comparto, no es buena ninguna supervisión”. Pues claro que no, Esteban, pero los tiempos en que uno confiaba la dirección de los informativos a un Urdaci y podía despreocuparse han pasado; ¡ya no hay profesionales! El candidato del PSOE, Rubalcaba, hombre que vive al día, señalaba que la medida le parecía un error, no estaba de acuerdo, y esperaba que el Consejo rectificara esa decisión; no aclaraba si hasta el 21 de noviembre. Mariano Rajoy, el hombre que espera, que vale más por lo que calla que por lo que le escriben, muestra ya sus grandes dotes de estadista: “La verdad es que no sé el porqué de este cambio. Yo me alegro mucho”.
Resulta curiosa la capacidad de persuasión que estos políticos manifiestan para convencer a sus diputados de que cambien la Constitución en un pispás, y lo difícil que les resulta, sin embargo, no ya proponer consejeros para RTVE afines a sus altos ideales de libertad, sino hasta enterarse de sus propuestas y convencerles de que dimitan cuando sus decisiones atentan claramente contra aquellos. Sólo el consejero propuesto por CCOO ha dimitido, tras revocarse la propuesta 48 horas después y por votación del propio Consejo de Administración, cuyos miembros mostraron el firme convencimiento (idéntico al de dos días antes) de que su decisión "había sido un error".
Ay, qué pocas luces. Con lo fácil que les hubiera sido sostenella y no enmendalla, y decir que eso iba a dar confianza a los mercados.